Estas últimas semanas han sido duras para la oficina de Bárymont Vitoria. Llegaban malas noticias en relación a un cliente, me enteré de su fallecimiento a través de la red social de Facebook al felicitar a una persona por su cumpleaños, al ver que ésta no respondía, miré su “muro” y me di cuenta que le había impactado la muerte de un amigo e indicaba su nombre.
Al leerlo, enseguida saltaron mis alarmas, ¡no puede ser!, era el nombre de mi cliente. Llamé a su teléfono y se puso su mujer, se confirmó la desafortunada noticia, había fallecido, quedé en shock, eran las 11:00 de la noche.
En ese momento no tenía claro si había completado su planificación financiera, sabía que esta persona era cliente de un producto de inversión desde hace años, recordaba haber insistido en varias ocasiones en las que nos reunimos de la necesidad de proteger su presente con un seguro de vida adecuado, no lo hizo en aquellas ocasiones pues le parecía caro.
Recordé en ese momento una de las últimas visitas de Gestión que hacemos con nuestros clientes, volvimos a hablar de la importancia de protegerse a través de un Seguro de Vida correcto y personalizado, pero no tenía claro si en esta segunda ocasión había logrado hacerle ver lo vital de esta herramienta en una planificación financiera.
¿Cuánto vale tu seguridad, tranquilidad y la de tu familia?
Debemos pararnos un momento y pensar. Si te quedas inválido dependerás de terceras personas, puede suceder… Y, ¿si esas personas no pueden hacerse cargo de ti? Espero te respondas con franqueza a estas preguntas.
En este caso, en esa visita de marzo afortunadamente logré concienciarle sobre la importancia de protegerse a él y a los suyos, materializando su seguro de vida. Unos meses después falleció repentinamente con sólo 52 años.
Esto me hizo recapacitar y recordar porqué estoy trabajando como planificador en Barymont y Asociados. Me reafirmo cada día en mi trabajo y sé que ofrezco lo mejor para que las familias tengan un fantástico futuro o cubrir cualquier situación como esta que pueda darse en ese camino, cómo perder a uno de los pilares que generan ingresos en la unidad familiar.
Hoy con más fuerza sigo adelante, orgulloso de trabajar en algo en lo que creo profundamente. Espero que mañana muchas familias agradezcan mi persistencia y que gracias a ella hayan llegado a esa libertad financiera, sabiendo que, si en ese camino ocurriese algo, también estaríamos ahí como en este caso.
